Los consumidores musulmanes, aquellos que intentan descifrar lo que les venden entre tantos jeroglíficos, los grandes olvidados por CIE, FEERI y todas las demás federaciones existentes, asisten indiferentes a la elección de presidente de la CIE.
Los 32 años del Acuerdo del 92 de poco han servido para regular las condiciones de los consumidores musulmanes en España, tampoco las de aquellos que sin ser musulmanes creen propicia para sus vidas una alimentación sana y equilibrada como es el halal.
La ausencia de la CIE y de las federaciones en este asunto, tan vital en la vida de las personas, ha favorecido climas para que broten ansias de riqueza entre todas aquellas empresas dedicadas a certificar productos y servicios halal. Estas empresas luchan entre sí para conseguir clientes a quienes vender sus servicios de certificación. La oferta y la demanda se han convertido en sus herramientas de más uso, olvidando y arrinconando los nobles principios que emanan del halal como instrumento para una vida sin toxicidades de ningún tipo, ya sean alimenticias, éticas, morales o de cualquier otra naturaleza.
La inexistencia de un estándar halal español ha permitido que todas las empresas de certificación se embarquen en procesos comerciales al uso y cada vez más insaciables en sus procedimientos, en los que prima vender y contratar, tanto como ya hay “certificadoras” que renuevan sus títulos sin realizar una mínima verificación.
Como mandato divino, el halal exige la participación de todas las federaciones existentes en España, tanto es así que resulta incomprensible que en todos estos años no haya existido ninguna propuesta para la regulación de los procesos de certificación. Todos estos que se manifiestan como protectores e interlocutores deberían hacer examen de conciencia y analizar su ausencia en un asunto tan crucial en la vida de las personas, como es el derecho a un etiquetado claro y eficaz de los productos que se ponen a la venta.
Los “nuevos” dirigentes de la CIE tienen mucho que explicar, pero como no existe ninguna norma que les obligue a comparecer, seguirán haciendo oídos sordos al clamor de los consumidores, tal como hacen con otros asuntos de máxima importancia para la comunidad musulmana de España.
La vieja propuesta de una Mesa Halal podría servir para hacer despertar a la CIE de su hibernación permanente.